“Si no te inspira esto, bajemos las persianas, cerremos todo y listo”, dijo Rubén Urueña (h). Su opinión se ubica más en el detrás de escena de la obtención de la Copa del Mundo. Está claro que la gesta de los campeones mundiales está incidiendo en todos los ámbitos de la sociedad vinculados o no al deporte.
Urueña (h), por su posición, forma parte del grupo de dirigentes deportivos. Si el presidente de la Federación de Básquetbol de Tucumán y del club Central Córdoba, además miembro de la comisión legal de la Federación Internacional de Básquetbol, quiere “cerrar todo” si la conquista mundial no impulsa a la superación, es porque sabe lo difícil que puede ser cumplir una meta como esa.
Amateur o profesional, el dirigente deportivo, debe, aunque suene a mucho, imitar a los campeones mundiales. “Ellos, lo que quieren lo tienen, en cuanto a organización y recursos”, explicó Urueña (h). “Porque el fútbol, al ser tan masivo, los sponsors se acercan y es mucho más simple, pero no depende de eso”, advirtió. “También depende de estar unidos y de tirar para el mismo lado”, agregó el abogado. Se puede tener una capacidad de logística profesional, de alto rendimiento, pero el éxito solo llegará si la cohesión con los recursos humanos se produce. “Hay que tener en claro la función de cada uno para darle un orden y creo que eso demostraron: sabían para qué servían cada uno y pudieron llegar al objetivo”, sintetizó Urueña (h).
Las palabras del dirigente hacen recordar la escena del Mundial de Rusia 2018 en la que Jorge Sampaoli, técnico de la Selección argentina en ese momento, le preguntaba a Lionel Messi si lo hacía entrar a Sergio Agüero. Por más que Messi sea considerado el mejor del mundo los roles, como mínimo, estuvieron distorsionados. Eso no es bueno, ni en el deporte amateur, mucho menos en el de elite donde no hay que mostrar signos de debilidad.
El ciclo que se coronó con el título más importante que se puede conseguir en el fútbol, mostró claramente que Argentina tenía líderes. Sí, en plural, un plural que es sano cuando los roles están diferenciados basados en el respeto de ellos. El líder afuera fue Lionel Scaloni; el de adentro fue el otro Lionel. “Esa es la única forma de llegar a cumplir los objetivos”, aseguró Urueña (h).
Desde el mismo deporte, Horacio Muratore coincide con su comprovinciano en la importancia de tener las funciones bien claras. Muratore sabe de lo que habla porque él estuvo frente a la Confederación Argentina de Básquet cuando la Generación Dorada nació. Luego, durante más de una década, la Selección masculina de básquet no se bajó de los podios internacionales y actualmente Argentina es el subcampeón del mundo.
“No se en qué porcentaje influyó Scaloni”, no se animó a dar un número preciso el presidente honorario de la FIBA, máxima entidad del básquet mundial. Pero, según su experiencia, la proporción de mérito del seleccionador en el éxito es alta. “Cuando el entrenador se pone a la par del jugador y trabajan todos juntos, se pueden lograr cosas importantes. Eso es una inteligencia de la dirigencia”, destacó Muratore. Urueña (h) remarcó lo mismo, en la figura de Claudio Tapia. “Fue él quién se jugó por Scaloni”, elogió al presidente de la Asociación del Fútbol Argentino.
“En el básquet, hemos estudiado muchísimo a quienes íbamos a poner y todos fueron exitosos. Empezando por Guillermo Vecchio, Julio Lamas, Rubén Magnano y Sergio Hernández. Fue todo consensuado trabajando con la dirigencia y ellos con los jugadores; todos como uno más. No emponderándose, sino haciéndose sentir respetados por los jugadores y eso se vio en la Selección de fútbol”, siguió con su análisis Muratore. “El básquet lo logró en algún momento y ahora, después de tantos años, el fútbol también”, celebró el Contador Público Nacional.
Al presidente de la Asociación Tucumana de Tenis, Augusto Arquez, la corona mundial del fútbol le generó un anhelo. “Ojalá que la actividad amateur se revitalice y que el triunfo sirva de trampolín para que el deporte sea definitivamente tomado como una política de Estado”, deseó Arquez. “Estimo que el triunfo puede generar una bisagra en el deporte argentino, siempre y cuando se continúe con el legado que el equipo representó”, agregó el dirigente.
Desde las artes marciales, Rodolfo Sarlo, como sus pares dirigenciales del básquet, destacó lo mismo, ese “ir para el mismo lado”. “Me conmovió la unión y el respeto mutuo de este grupo, es algo por lo que yo trabajo y que creo que es el único camino para llegar al éxito”, sentenció el presidente de la Federación Tucumana de yudo. “La resiliencia del equipo fue increíble”, fue el punto fundamental que marcó desde otra arte marcial Iván Troitiño. El presidente de la Federación Tucumana de karate sostiene que la conquista futbolística tendrá incidencia en el tatami en el que se practica su deporte como en cualquier otro escenario deportivo. “Cuando uno se plantea un objetivo de corazón y hace el sacrificio se puede llegar. Por más que el fútbol sea profesional, nos sirve a nosotros que somos amateurs”, cerró Troitiño.